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Metamofosis, Literatura Universal ¿ahora sí?

He revisado el archivo de La metamorfosis de Kafka pero por algún motivo no puedo reemplazar el documento de la barra de enlaces a los apuntes de Literatura Universal. Por si no consigo arreglarlo, os dejo el enlace de los apuntes válidos aquí

PD. Se suponía que esta entrada estaba publicada desde hace días pero se quedó en el apartado de borrador, como veis siguen los problemas informáticos (hummm, parezco Ana Rosa Quintana). Siento si alguien se ha descargado los apuntes antiguos.

PD. 2. Ya está arreglado lo del enlace, parece ser que hay un problema con ese gadget pero con san google he encontrado la manera de apañármelas. Podéis usar el enlace que más os guste.

Crónica de una muerte anunciada...

Os dejo un enlace al estupendo blog Más que libros en donde dedican una entrada a recopilar enlaces muy interesantes sobre Crónica de una muerte anunciada y su autor, Gabriel García Márquez. Espero que os sea de utilidad.

Poemas de Baudelaire

A una que pasa

La calle aturdidora aullaba en torno a mí.
Alta, delgada, de luto riguroso, dolor majestuoso,
una mujer pasó, levantando, meciendo
el festón y el dobladillo con ostentosa mano;

ágil, noble, con sus piernas de estatua.
Yo bebía, crispado de un mundo extravagante,
en sus ojos, lívido cielo donde germina el huracán,
la dulzura que fascina y el placer que mata.

Un relámpago... ¡y la noche otra vez! -Fugitiva belleza
cuya mirada me ha hecho de pronto renacer,
¿no volveré ya a verte más que en la eternidad?

¡En otra parte, muy lejos de aquí!, ¡demasiado tarde!, ¡tal vez nunca!
Porque ingnoro adónde huyes y tú no sabes adónde voy,
¡oh tú a quien hubiese amado, oh tú que lo sabías!

La luna ofendida.


Oh Luna que adoraban discretamente nuestros antepasados,
Desde lo alto de los campos azules donde, como un harén radiante,
Los astros re siguen con vistoso boato,
Mi vieja Cintia, lámpara de nuestras guaridas.

¿ves a los amantes en sus jergones fértiles,
Mostrando mientras duermen el fresco esmalte de su boca?
¿ves como choca la frente del poeta contra su trabajo,
O cómo en la hierba seca se aparean las víboras?

Bajo tu esclavina amarilla, y con pasos fustivos,
¿vas, como antaño, desde el ocaso hasta el alba,
A besar los encantos caducos de Endymión?

-“Veo a tu madre, hijo de este siglo anémico,
Que acerca a su espejo una pesada carga de años
Y empolva con esmero el pecho en que mamaste”.

Todavía no he olvidado...

Todavía no he olvidado, cercana a la ciudad,
Nuestra blanca mansión, pequeña más tranquila,
La Pomona de estuco y la antigua Afrodita
Velando su pudor tras una rala fronda,
Y el sol, en el crepúsculo, destellante y soberbio
Que, tras el vidrio donde se quebraban sus rayos,
Parecía, gran pupila en el cielo curioso,
Contemplar nuestras largas y solitarias cenas,
Derramando sus bellos reflejos alongados
En el estor de sarga y en el frugal mantel.

A la buena sirvienta que un día os tuvo celosa...

A la buena sirvienta que un día os tuvo celosa
Y que su sueño duerme bajo la humilde hierba,
Pese a todo, debiéramos llevarle algunas flores.
Los muertos, pobres muertos, tienen grandes pesares
Y cuando lanza Octubre su viento melancólico
Que despoja a los árboles en torno de las tumbas,
A los vivos, sin duda, encuentran bien ingratos
Por dormir tibiamente bajo sus cobertores,
Mientras que, devorados por negras pesadillas,
Sin agradables charlas, sin compañía en el lecho,
Esqueletos helados que trabajó el gusano,
Ellos sufren las nieves goteantes del invierno,
Y transcurrir el siglo, sin que amigos ni deudos,
Reemplacen los jirones que penden de sus verjas.
Cuando silba y crepita el leño, si una noche,
Tranquila, en el sillón la viera reclinarse,
Si en una noche azul y helada de Diciembre
La encontrara encogida en un rincón del cuarto,
Grave y recién llegada de su lecho perenne,
Ciñendo al niño grande con maternal mirada,
A aquella alma piadosa ¿qué le respondería
Viendo caer las lágrimas de sus profundos párpados?

El esqueleto labrador

En las láminas de anatomía
Que flotan entre los muelles podridos,
Donde muchos libros cadavéricos
Duermen como antiguas momias,

Dibujos a los que la gravedad
Y la sabiduría de un viejo artista
Aunque el asunto sea triste
Revistieron de Belleza,

Suele verse, lo que completa
Esos horrores misteriosos,
A Esqueletos y Desollados
Cavando como labradores.

II.
De esa removida tierra
Campesinos resignados y fúnebres,
Del esfuerzo de las vértebras
O del músculo sin piel,

Di, ¿qué extraña cosecha,
Arrancada a la fuerza,
Cortas, y a qué granjero
Tienes que llenarle la canasta?

¿Quieres (¡de un duro destino
espantoso y claro signo!),
Mostrar que en la fosa misma
Tampoco es seguro el sueño;

Que la nada nos traiciona,
Que la muerte nos miente,
Y que eternamente
Será necesario, ¡ay!

En un país desconocido,
Esquilmar la ingrata tierra,
Y empujar la dura pala
Con un pie desnudo y sangriento?

Investigando un poco encontré un libro de cómic un tanto macabro que lleva por título el de este poema de Baudelaire como homenaje, os dejo el enlace a la reseña de la Casa del libro.